miércoles, 18 de noviembre de 2009

Mariangula


Era una chica que vivía en Ibarra, la mayor de tres hermanas, era mandona y carishina, que jugaba con los hombres.

Su madre vendía tripas y su padre era zapatero. Un día la mamá le encargón comprar tripas y punzún en el camal, como a ella le encantaba pasear aceptó de inmediato, en el camino vio a unos chicos jugando planchas y ella decidió quedarse a jugar y perdió todo el dinero de la compra. Luego de esto fue rumbo al mercado para pedir fiado el encargo, cuando de pronto vio pasar una corte fúnebre y sintió curiosidad y fue hasta el cementerio para saber de quien se trataba, era una mujer.

Al salir fue al camal, las vendedoras no creyeron en su mentira y o le dieron el encargo, mientras el carnicero se burló diciéndole: Es mejor que saques las tripas a un muerto porque de lo contrario tendrás una buena paliza.

Sin pensar 2 veces Mariangula fue a casa a coger un cuchillo de zapatero y un martillo para ir a la tumba a sacar las tripas y el punzún, luego del acto regresó a casa y se puso a cortar las tripas de tal forma que no se encuentre la diferencia. En la noche Mariangula tuvo un pesado sueño y despertó a las doce por los aullidos de los perros y ya no pudo conciliar el sueño. Escuchó unos pasos y una voz que decía: Mariangula, devuélveme las tripas y el punzún que me robaste de mi santa sepultura.

La niña del susto y temor quedó paralizada y su corazón dejó de latir.

Al otro día sus padres le encontraron muerta con la cara de susto y sin sus intestinos.


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